Yo sólo le dije "Pasa cuando menos lo esperas, cuando menos lo
pensaste, o quizá sí lo pensaste, incluso lo soñaste, pero rara vez la realidad
supera favorablemente a algún sueño"
Contestó: "Es real... un día pasó, y ese día bastó"
Ella me lo dijo, pues desde el primer momento no supo cómo, pero clic, clic,
clic y ahí estaba, ése fue el inicio de quizá sólo una experiencia y recuerdo
que no tan fácil va a poder olvidar.
Cruzar y fijar la mirada con alguien es una conexión que llega a lo más
profundo de tu ser, pero ésta conexión fue diferente porque no era compartida,
ella pensaba: "un ángel".
Al ser espectadora de su vida, sus experiencias, su amor, su forma de
ver la vida, el momento que lo dejaría marcado de alguna manera para el resto
de su vida, sus ganas de salir adelante, optimismo, personalidad y una gran
sonrisa por delante aunque su corazón esté gritando desde hace más de un año.
En algún momento él supo que ella existía, pero nunca pensó ni tomó ni como posibilidad que estarían
en el mismo lugar en algún momento.
Quizá si lo hubiera planeado, no le hubiera funcionado y aun que ella
tuvo algo muy importante en su contra, la misma situación se fue prestando, “ay
mi corazón".
Las cosas que imaginó no se dieron, pero bastó salir de las paredes del
estrés y casi como cuando choca una ola en la orilla con las piedras, y ahí
estaba, pero él... no la vio y aunque la hubiera visto, no la habría
reconocido.
Impactada, con un paro cardíaco o como si las piernas las tuviera
hechas de plastilina le aconsejaron:
¡Reacciona!... ¡Ve!... Tomó aire salió y hasta que sus miradas se
encontraron descansó.
Hubo quien la ayudó y hasta que por fin, él supo quién era ella.
Yo pensé que después de todo no sólo Veracruz es pequeño, sino el mundo,
cuando el destino quiere puede unir a dos puntos opuestos por muy
lejanos que estén, ponerlos en el mismo lugar, al mismo tiempo... es real, y ella volvió a
decir ¡Mi corazón!
No había pasado mucho, aún se le podía sentir el mal de Parkinson
(qué exagerada, lo pensé y tengo que admitir) y todavía para aumentar a su
estado crítico y emocional recibió un mensaje de él.
Yo quisiera seguir contando la historia, pero como ella me
pidió no dar detalles, no puedo ser más clara, y no por malo, pero por
ser una experiencia que a nadie le importa, que sólo queda para dos,
(para tres por mí y para todos los que lo leamos), espero no lo tome a
mal, pero tuve la necesidad de escribirlo, ella decía:
“Él era diferente, y eso no me importó, al contrario no pude evitar imaginarme todas esas cosas
cursis, con mi corazón verde”
Yo no tendría esa suerte, amiga
déjame decirte que los mejores detalles quedan sólo para ti, yo podré escribir
pero si tú no puedes explicarlo, yo menos expresarlo.
Regresando al tema... cuando ella pensó que ya había pasado lo mejor a
pesar de que estuvieron cerca sin cruzar muchas palabras, creyó que nada superaría
esa experiencia, tengo que admitir que ella fue muy cursi y quizá lo avergonzó
pero ella dice que pensó que era en ese momento o nunca más, se despidió y se
marchó.
Iba caminando, pensando cosas, cuando creyó escuchar su nombre, pero era
tan fantasioso, y siguió su camino, bastó oír de nuevo su nombre para voltear y
dirigir su mirada hacia donde apuntaban los dedos de quien le hablaba, porque
sí… era él avanzando hacia ella.
Desde ahí bastaron quizá horas, o días, no puedo contar más, no es lo
que la mayoría podríamos imaginar que pasó, pero como dije a un principio no es
fácil de expresar ni creer y no es lo tradicional que pasa en historias
similares, se volvió algo que ella
describe como diferente y especial que no puede ser específico.
En los momentos, ella era consiente que tenía que disfrutar y observar a
detalle cada centímetro, cada palabra, cada risa, y sobre todo la paciencia,
ella quería ser como una esponja y absorber esos recuerdos que tenían caducidad
y se esfumarían para siempre.
“Había una cicatriz, algo que marcó un recuerdo, era la espalda más
hermosa, mis labios no mienten”
Me dijo que la sensación se volvió lenguaje y empatía, y aunque sabía era
algo temporal, muy en el fondo no quería que fuera así, pero no había manera…
no supo, ni sabe cómo reaccionar o si se está equivocando una vez más… a lo que
yo le dije: ¿No aprendes querida? Te gusta lo difícil cuando sabes que tienes
la de perder.
Siento el ser la ogra de la historia, y terminé escribiéndolo pero… no sé
qué decirle, después de todo… ¿Quién soy yo para aconsejarla?
La mejor coincidencia ya le pasó su corazón verde ahí estará y yo… ¿Qué
puedo decir?… ¡ERES MUY AFORTUNADA!
Besos, Tere.
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